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“Todo logro, toda riqueza, tiene su principio en una idea”. Napoleón Hill
Tal como te comenté en este post,
iré compartiendo contigo reflexiones e información sobre lo que he ido
conociendo y aprendiendo de la filosofía de Napoleón Hill para lograr avanzar y
conseguir materializar los deseos,
para ir llevando
nuestra vida en la dirección que elijamos y darle el rumbo que soñamos, a pesar
de las situaciones, condiciones o personas que, actualmente, pudieran ser una
limitación o piedra de tranca para obtenerlos…
indistintamente, incluso, de nosotros mismos, si es que
estamos decididos a dejar de auto sabotearnos.
La reflexión sobre lo que hoy te comentaré, tiene su base
en el libro “Piense y hágase rico” de Napoleón Hill (te lo recomiendo
ampliamente)
Allí él expresó “EL SECRETO”
que ha ayudado a cientos y miles de personas a lograr el éxito en sus vidas.
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La determinación de triunfar… detenerse
jamás.
Cuenta Napoleón Hill en su libro “Piense y hágase Rico”:
“Poco después de que Darby se
doctorase en la “Universidad de los porrazos” y decidiera aprovechar su
experiencia…, tuvo la buena fortuna de estar presente en una ocasión que le
demostró que “NO”
no significa necesariamente que no”.
Una tarde ayudaba a su tío a moler
trigo en su viejo molino. Su tío dirigía una granja grande, donde vivían cierto
número de arrendatarios de color. La puerta se abrió silenciosamente, y una
niña, hija de uno de los arrendatarios, entró y se situó junto a la puerta
El tío levantó la vista, miró a la
niña y gritó con aspereza:
-¿Qué quieres?
- Mi mamá dice que le mande cincuenta centavos-
respondió, humilde, la niña
- Ni hablar- replicó el tío-, y ahora vete a tu casa
-Sí, señor- dijo la niña, pero no se movió
El tío siguió con su trabajo, tan ocupado que no prestó
atención a la niña y no se dio cuenta que no se había marchado. Cuando volvió a
levantar la mirada y la vio allí parada, gritó:
-¡He dicho que te vayas a tu casa!. Ahora, márchate o te
daré una paliza
- Sí, señor- dijo la niña, pero siguió inmóvil
El tío dejó un saco de grano que estaba por echar en la
tolva del molino, cogió una duela de barril y empezó a acercarse a la niña con
una expresión poco tranquilizadora…
Cuando el tío llegó donde estaba la niña, ella dio un
rápido paso al frente, le miró a los ojos y gritó con todas sus fuerzas:
-¡Mi mamá necesita esos cincuenta centavos!
El tío se detuvo, la miró unos instantes, y luego dejó
lentamente la duela de barril a un lado, se metió la mano en el bolsillo, sacó
medio dólar y se lo dio a la niña.
Ella cogió el dinero y se encaminó despacio hacia la
puerta, sin quitar los ojos del hombre al que acababa de vencer.
Después de que la niña se hubo marchado, el tío se sentó
en una caja y permaneció mirando por la ventana durante más de diez minutos.
Estaba reflexionando, sorprendido, sobre la derrota que acababa de sufrir”
¿Cuál crees que sea la moraleja de esta historia?
Leí por primera vez “Piense y hágase rico” en enero del
2010, desde entonces, muchas cosas han pasado: fracasos temporales y, como
consecuencia, crecimiento interior.
Un tiempo después, el retomar los
libros de la filosofía de Napoleón Hill me permite ver con claridad cómo estaba
mi mente en ese entonces en relación al día de hoy.
Ciertamente, el proceso de abrazar
el éxito en la vida, como quiera que éste sea visto, depende de cada persona y
de lo mucho o poco que tenga que desaprender para aprender
Tal como dice Napoleón Hill, “La riqueza empieza con un estado mental”, y así
es para todo logro en la vida.
Entender que todo cuanto existe y
nos pasa tiene su base inicial en la mente, en nuestra mente, es algo que vamos
digiriendo paulatinamente, con el paso del tiempo.
Resulta más fácil, al comienzo, antes
de conocer este principio, pensar que cuanto nos ocurre de desagradable es
responsabilidad de alguien más, y así sentirnos menos responsables por las
consecuencias de lo que nos pasa.
Pero, tarde o temprano, para quienes
deciden tomar el control del timón del barco de sus vidas, comprender y aceptar
que nos generamos todo lo que nos ocurre, es el primer paso para avanzar hacia
el éxito sin retornos.
Así comenzamos a desaprender los
hábitos del fracaso para comenzar a aprender el arte de cambiar de enfoque: del
fracaso al éxito (como dice Napoleón Hill)
Y luego de aceptar que somos causa
de lo que tenemos como vida, entonces podemos ver y saber que está en nuestras
manos el poder para mejorarla o cambiarla completamente, tal como cuando se
tiene masa para modelar en las manos y podemos hacer con ella lo que nos
plazca.
Con la visión clara que eres el
escultor de tu vida, entonces necesitarás poner todo el poder de tu pensamiento en
dirección hacia el logro de la meta o metas que quieras alcanzar
Recuerda, lo primero
es: Acepta que eres el responsable de cuanto te ocurre.
Luego,
comienza a cambiar tu enfoque: Piénsate a ti mismo:
Saca provecho de las experiencias que llaman
“fracasos”
Tómate tiempo, cada día, para pensar, para
estudiar los fracasos que has tenido y busca en ellos el conocimiento que puede
llevarte al éxito
Pregúntate por qué no lograste materializar
lo que deseabas
Pregúntate qué había o qué ha habido en tu mente que bloqueó o sigue
bloqueando el logro de tus objetivos
Evita ser condescendiente contigo
mismo y no te mientas. Afróntate en la verdad. Total, en tu mente sólo tú
puedes tener acceso.
Piénsate, revísate y analízate desde
la oportunidad para aprender y no desde el reproche y la auto flagelación.
Decide qué harás desde el punto de
partida donde estás ahora y… comienza a actuar
Lo que no has podido lograr es un
excelente medio de aprendizaje para crecer y triunfar si lo tomas desde el
enfoque del éxito.
Cada aparente fracaso no es otra
cosa que una forma de saber cómo no se hace o no conviene buscar el logro de
algo.
De la mano del ejercicio del pensamiento consciente (pensarse a sí
mismo), está la motivación, el sentimiento que ha de acompañar a la
idea, es decir, el
deseo por hacerla realidad.
Si alguna idea por emprender que nos
surja no está sazonada de suficiente deseo, estará destinada a marchitarse como
una planta ornamental a quien nadie riega y muere por falta de atención y de
agua.
Como consecuencia de la unión del
enfocarse en una idea y sumarle el deseo por obtenerla, viene automáticamente
la acción,
el empuje por hacerla realidad, por materializarla.
Siempre, cada idea ha de estar
impregnada, casada, con el deseo o la motivación suficientemente grande, intensa,
como para no abandonarla sino abrazarla de una forma tal que nada sea tan
difícil como para impedir que le des vida.
Un propósito definido… un objetivo de
vida
Te has preguntado: ¿Qué es lo que más quieres hacer o
tener en la vida? y ¿Por qué lo deseas?
Si ya tienes un propósito u objetivo
de vida y estás claro por qué lo quieres… te felicito. Sino, este momento puede
servirte para comenzar a pensar en ello.
Tener un objetivo en la vida hace
que tu mente trabaje en función de esa meta y comiences a ver y encontrar las
oportunidades que te irán acercando al logro de tu sueño.
Mientras más preciso es lo que
deseamos obtener, mayores serán las oportunidades que se presenten para
alcanzarlo.
Si tu objetivo está claro en tu mente, estás convencido
de que quieres lograrlo y tienes el intenso deseo de hacerlo realidad, sin
importar los obstáculos que se te presenten en el camino, entonces la única
opción posible para ti será tener éxito con tu idea.
Ahora, y esto es importante, hay dos
consideraciones que has de tomar en cuenta:
1.-
Cuida que tus metas no violen la Ley Universal, es decir, las leyes de Dios y
los derechos de otros.
2.- La oportunidad para lograr tu
objetivo puede presentarse en forma diferente y dirección distinta a la que
esperas. Así que deberás estar atento, pues ella podría presentarse ante ti en
la forma disimulada de un fracaso temporal… Por eso mucha gente no logra
reconocerla.
Tener claro tu propósito u objetivo
de vida, te permitirá estar más claro en todo. Sabrás qué es lo que quieres,
harás el ejercicio de pensarte conscientemente, de evaluar si lo que quieres es
beneficioso también para los demás y aprovecharás a la caprichosa oportunidad
cuando se presente, aunque esté disfrazada
Porque la claridad de ideas en tu
mente te mantendrá alerta y despierto a todo lo que se vincule con ella
Hill sostiene que para ejercer la
impresionante capacidad de dirigir nuestros pensamientos, controlar las
emociones y ordenar nuestro destino, debemos pagar un precio: TIEMPO
Así que es necesario
dedicar un período de treinta minutos diarios para el pensamiento
creativo y concentrarse en los objetivos personales.
Durante este proceso, es necesario
mantener la mente en aquellas cosas que quieres y alejar lo que no se quiere o
no se debería querer.
Es
importante que te habitúes a recordar tu propósito principal: al levantarte, al acostarte y varias veces
durante el día
La razón de hacerlo de esta manera
es para ayudar a tu mente a reconocer constantemente aquello que le ayudará a
alcanzar el objetivo que te has propuesto
pues nuestro computador humano (el
cerebro) está programado para la repetición.
Revisar diariamente los progresos
que estés haciendo para alcanzar tu propósito, te ayudará a saber por dónde vas
y a hacer los ajustes y correcciones necesarios para no desviarte de tu
objetivo.
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Sugerencias para finalizar este post…
Comienza por aplicar el cambio de enfoque del fracaso al
éxito en ti mismo, en tus hábitos… en el cambio de tu actitud hacia ti y hacia
la vida
Ve dando pasos, aunque pequeños y
poco notorios a los ojos de otros, que sean firmes y seguros,
Haz el ejercicio de pensarte
conscientemente… sentirás los avances y el deseo de no volver atrás en
reacciones y conductas que te han hecho daño y que han dañado a otros
Avanza, paso a paso, con tu objetivo
o propósito, si ya lo tienes, sino anímate a iniciar este recorrido que te
ayudará a conocerte y encontrarte… te garantizo que valdrá la pena.
Me
despido por hoy, recordándote que si quieres invitar a alguien a considerar
estas ideas sobre el arte de cambiar de enfoque del fracaso por el éxito,
puedes compartir este post por las redes sociales…
Te
deseo una excelente semana
Un
gran abrazo… nos leemos en el próximo post.
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