La primera de todas las fuerzas es la opinión pública…
Simón Bolívar.
Hoy escribo desde un enfoque completamente diferente al que acostumbro escribir en el blog.
Como venezolana y como mujer que refleja sus ideas y pensamientos a través de la escritura, ésta es una ocasión que me impele a ello.
Tal como aparece el panorama fuera de nosotros, así se encuentra nuestro mundo interior. Con dificultades y controversias, con asuntos que aclarar, con la visión comprometida con el camino a recorrer, con la vida tal cual la estamos llevando y que nos exige -cada vez- mayor sentido común para vivirla y para enfrentar lo que decidimos hacer.
Así que me permitiré hablar desde la sencilla y simple visión de una ciudadana más, de una hija de estas tierras.
No pretendo otra cosa que dejar salir lo que marca el reloj de mi conciencia. Lejos del intelectualismo, del academicismo o de la autoridad de los expertos… solo pretendo escribir con la libertad de ser y sentirme una habitante más de este país.
Lo que dejaré aquí es lo que entiende y percibe una venezolana dándose el permiso de compartirlo sin importar que guste o no, que sea aceptado o no… porque es la voz de una ciudadana, y poder decir lo que pienso y siento me es más que suficiente.
Un día que habló bien alto…
Como el mundo sabe, ayer 6 de diciembre se realizaron las elecciones parlamentarias en Venezuela.
Nunca antes nos habíamos interesado tanto en decir lo que pensamos sobre la actuación de quienes nos representan en la Asamblea Nacional como ahora.
Hemos ido creciendo en conciencia y asumiendo, en forma paulatina, que somos dueños de nuestro destino.
Aunque, como un gran porcentaje de seres humanos, hemos tendido a dejar en manos de otros- de manera conciente o no- la dirección o el curso de nuestro destino como país, nos hemos dado cuenta que al toro hay que agarrarlo por los cachos y dejarle ver, cuando cree que tiene el control, quién es el que manda.
El acontecer de la vida nacional es el reflejo de nuestras vidas individuales que, unidas por el hilo de la vida colectiva que hacemos, da como resultado todo lo que vemos.
Aunque esto pueda sonar chocante, indistintamente que nos guste o no, siempre la verdad se nos planta de frente y nos dice con hechos lo que no queremos ni nos gusta admitir.
Somos un pueblo interesante en todos los sentidos, como para que nos sigan la pista y de allí se deriven muchos análisis y aprendizajes no sólo como colectivo sino como seres individuales.
Y es que somos un pueblo que, irremediablemente, llevamos en la sangre la esencia de la paz, de ser pacíficos. No en vano somos los herederos, con todo el honor que eso implica, de poder decir que somos el único pueblo que cuando salió de sus fronteras con sus ejércitos lo hizo para liberar pueblos hermanos.
Pero que nadie se equivoque…
El pueblo venezolano podrá ser pacífico al punto de correr el riesgo de la sumisión, cosa que ayer quedó demostrado que jamás será así… porque esa es una lección histórica que traemos aprendida.
El pueblo venezolano podrá aguantar atropellos y grandes errores de quienes tienen la oportunidad que le hemos dado para llevar las riendas del país, pero No es un pueblo pendejo.
Quien crea que puede aprovecharse del sentido pacífico y la bondad del venezolano hasta el punto de doblegarlo y creer que puede hacer lo que quiera con nosotros y modelarnos como si fuésemos masa para modelar… se equivoca y de a tajo, como decimos aquí.
Quien cree que el pueblo venezolano por parecer que todo lo toma a bochinche y mamadera de gallo, que todo lo quiere servido y que con solo darle unas cuantas cosas que son superficiales porque responden a la inmediatez y son acciones más de forma que de fondo…
Quien cree que el pueblo venezolano no sabe dónde está parado y lo irrespeta con su proceder creyéndolo inferior, se equivoca una y mil veces…
Porque la inteligencia colectiva de este pueblo no se deja irrespetar.
Y sin alharacas, dejando que el agua corra debajo del puente, cuando este pueblo tiene que hablar… habla, y se expresa de manera firme y contundente. Sin rodeos, sin disculpas… por la calle del medio, como dice la sabiduría popular.
Y ayer el pueblo venezolano habló… y dijo lo que piensa, pero también dijo lo que quiere con las nuevas oportunidades que está dando, así que no se confundan.
Este pueblo de pendejo No tiene absolutamente nada, y me atrevo a decir que bien pendejo es el que pretenda seguir con pendejadas, porque si algo sabe este pueblo es pasar factura y con impuesto incluido.
Que nadie se confunda…
Las oportunidades que el pueblo venezolano le está otorgando a todos y cada uno de los parlamentarios que tendrán la ocasión de legislar a favor, única y exclusivamente, de los intereses colectivos de este país son únicas.
Y son únicas porque no volverán a repetirse, ayer quedó demostrado.
Quizás cinco años en el ejercicio del poder pueda hacerle pensar ilusoriamente a las personas que lo ejercen que, tal vez, eso pudiera convertirse en mucho más tiempo o quizás en un para siempre.
Pero, afortunadamente, en este mundo nada es para siempre, y esta no es una frase pesimista ni terrible. Es más bien el reflejo de la sabia naturaleza que conoce muy bien lo que necesita el ser humano para crecer y evolucionar.
Si pudiésemos tener en este mundo “muchos para siempre”, nos estancaríamos y desapareceríamos por ese mismo estancamiento.
Que no exista el para siempre, hace que tengamos que impulsarnos y aprender… y con eso crecer y evolucionar.
Así que, y volviendo al punto de las oportunidades, los 167 ciudadanos a quienes este pueblo desde ayer comenzó a darles oportunidad en una cuenta regresiva que comenzará el 5 de enero del 2016, han de estar concientes que no es cualquier cosa ser un parlamentario en este país… mucho menos de ahora en adelante.
Porque aquí el pueblo exigirá, cada vez más, que sus funcionarios públicos se ganen bien ganado el mérito de seguirnos representando.
Lejos quedaron, e irán quedando con el paso del tiempo, el hacer desde la apariencia de que “se está haciendo” sin resultados reales de fondo… Ya no nos convence solo la forma, estamos interesados en el fondo de lo que se hace por el país y su gente.
Hay un decir popular que expresa mucha gente: si no trabajo, no como… Y llevando esta frase a los funcionarios públicos, pues de ahora en adelante les tocará decir: si no me gano el mérito de ser funcionario público en este país día por día, no volveré a tener esta oportunidad.
Ayer se marcó, para bien de esta patria, un antes y un después en nuestra historia política… y se seguirán marcando más hitos, es decir, el pueblo venezolano seguirá marcando más pautas, si quienes ostentan el poder no aprenden el lenguaje del pueblo venezolano.
En lenguaje venezolano…
El poder lo tiene el pueblo señores, les guste o no.
La victoria de ayer no es de ninguna organización política, es del pueblo.
Quien se dé el permiso de escuchar su sabiduría interna a través del sentido común, ha de estar claro que lo que pasó ayer es, entre muchas otras lecturas que puedan dársele, la expresión, la voz de un pueblo que se sabe realmente libre y soberano, aun de los gobernantes que haya decidido elegir.
Que ninguna organización política sienta que ganó nada por sí misma.
Si esa es la idea o el pensamiento que tienen ahora y no están claros en que aquí quien pone y quita es el pueblo…
Si no están claros en que lo que obtuvieron todos, absolutamente todos, los que tendrán la oportunidad de legislar los próximos cinco años, es la oportunidad de ser realmente útiles a la patria y que nada tiene que ver la decisión de este pueblo con colores u organizaciones políticas,
Si eso no lo tienen claro y lo desechan de su panorama mental con el paso del tiempo, de los cinco años venideros…
No se quejen después del pase de factura.
Aquí, en Venezuela, quien no haya entendido a estas alturas que no se trata de tener el poder sino que se trata de cómo lo usan a favor de su pueblo… quien no tenga eso claro, simplemente no ha entendido nada.
Lo que vendrá para este pueblo, para este país, será complejo pero también muy interesante.
La oportunidad de vivir en Venezuela ha sido y será siempre un gran honor para todo el que haya pisado, alguna vez, estas tierras.
Gloria a tu bravo pueblo, Venezuela.
PD: Agradezco a Fotolia las imágenes del post.
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